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JUGANDO CON LA CIENCIA

Pedirle a los niños que, a determinada edad, se den un paseo por el Prado, en silencio y admirando los fascinantes cuadros a los que no se pueden acercar, es, quizás, demasiado. Pero una cosa está clara: si queremos que nuestros hijos sean futuros visitantes de todos esos museos, hay que empezar a despertar su curiosidad desde pequeñitos. El secreto está en encontrar el lugar adecuado.

Uno de ellos está, sin duda, en la ciudad de Murcia: el Museo de la Ciencia y el Agua. Un espacio casi mágico en el que está permitido tocar, oler, correr y, por supuesto, jugar.

El museo dispone de varias áreas. Lo primero que encontramos es la exposición permanente. Una zona en la que nos explican los diferentes estados del agua y su comportamiento. Está llena de experimentos que los niños pueden poner en marcha apretando un botón o levantando un panel. En una segunda sala encontramos las exposiciones temporales. Estos días nos invitan a descubrir cómo funcionan nuestras neuronas, a través de un divertido laberinto, lleno de espejos, en el que nada es lo que parece. Juegos y adivinanzas para comprobar nuestra agilidad mental.

Y por último, nos encontramos con la joya de la corona. Un espacio propio en el que, ahora sí, los niños pueden desmelenarse y hacer a sus anchas. La entrada sólo está permitida a partir de los 3 años, y las sesiones duran unos 45 minutos (conviene llamar antes de ir para preguntar a qué hora empiezan - normalmente a las 18h por las tardes- y calcular así el tiempo que estaremos previamente viendo las otras salas). La zona infantil tiene un río para jugar con el agua, ordenadores, pizarras, peces y tortugas, biblioteca y área de juegos: un pequeño paraíso en el que disfrutar a lo grande, protegidos por un impermeable.

El centro también dispone de un planetario para los mayores de 8 años. Las sesiones son programadas, por lo que hay que llamar previamente para informarse. Entre una cosa y otra, lo mejor es disponer de, al menos, una hora y media para pasar en el Museo. Un poco más si los niños son mayores y pueden participar en todo. Una entrada general permite el acceso a todo. Para los niños: un euro. Seguro que merece la pena porque, igual, al final, descubrimos que tenemos en casa a un pequeño genio.

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