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EL PARQUE DE LAS BOLAS

Parece que el otoño es una de esas estaciones que pasan de largo en la Región de Murcia. Comenzó noviembre y, muchos, seguían de manga corta. Algunos, incluso hacían escapadas a la playa... Y, claro, con este panorama ha costado lo suyo darse cuenta del cambio de estación. Así, sin mentalizar aún, y con cierta sorpresa, descubrí que ellos sí, los árboles, nos anunciaban que el verano se había marchado... Encontré a las hojas, o ellas me encontraron a mi, en el lugar más inesperado. Inesperado para todo... porque lo que menos podría esperar uno es encontrar, en una gasolinera, un lugar ideal para pasar la tarde, o la mañana, con los niños. Se trata de la gasolinera Meroil que hay a mitad de la carretera vieja de La Alcayna en Murcia (exactamente, pertenece a la pedanía de Churra). Llegando de frente, no vemos nada, pero si la rodeamos para aparcar en la parte de atrás, junto a los lavaderos, lo vemos.

La estación dispone de una zona infantil, de acceso libre, completamente acondicionada para los más pequeños. Tiene un mini parque de bolas, columpios y toboganes, todo en un área perfectamente vallada de la que es imposible salir sin un adulto. De hecho, es uno de los mejores inventos que he visto en mucho tiempo. Pegado al parque hay un restaurante que, todo hay que decirlo, era un oasis solitario hasta que a la gasolinera se le ocurrió abrir este parque para sus clientes. Ahora, el restaurante, ha sacado mesas a la zona del parque y los padres pueden tomar un café o un aperitivo (incluso comer, o celebrar cumpleaños), mientras los niños juegan a sus anchas.

Más allá del restaurante, muchos padres, aprovechan el parque para hacer la compra (de repostar gasolina ya ni hablamos). Y es que la gasolinera tiene un supermercado de lujo. Precios como los de cualquier otra tienda, variedad absoluta e incluso su propia carnicería. No es una propaganda gratuita, es que el sitio realmente me ha impresionado y merece la pena.

Es muy importante dejar claro que para entrar al parque no se exige nada, ni comprar, ni consumir, nada de nada. Es una actividad diferente, y a coste cero, para realizar con los niños a la salida del cole, un sábado por la mañana. Echar gasolina no tiene porqué ser aburrido nunca más. Y además, uno nunca sabe con lo que se puede encontrar, incluso en un sitio como este. Yo descubrí el otoño.

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